sábado, 25 de octubre de 2008

Nuevo "Cuarto Cuarta"

Buenas a todos.
A partir del lunes comienza la emisión del programa de radio "Cuarto Cuarta", en el cual servidor participa. Las conversaciones entre los cuatro compañeros de este piso serán audibles todos los lunes de 19.00 a 20.00 en Ràdio Ciutat Vella y, si todo va bien, a través del blog del programa, en el cual ya podéis escuchar el primer anuncio:
http://programacuartocuarta.blogspot.com
Espero que sea de vuestro interés.

martes, 14 de octubre de 2008

La claridad de las llamas del Norte

Ayer asistí al concierto de In Flames en Razzmatazz 1. Fantástico.
Con la sala llena, el grupo, ya consagrado en la escena metalera, traía no uno, sino dos teloneros. El primero fue Sonic Syndicate, que además del flojo sonido, fueron algo aburridos. Su media hora pasó sin pena ni gloria para un servidor, que solo destacaría un par de canciones. Lo de después fue harina de otro costal. Los franceses Gojira metieron una caña bestial, con una batería que revolvía las tripas. Ambientales y muy duros, sus tres cuartos de hora se disfrutaron mucho. Habrá que seguirles la pista.

Después de hacer esperar un rato más, aparecieron en escena los suecos. IN FLAMES pegaron fuerte, con un repertorio que mezclaba algunos temas clásicos con los de su segunda época. Los años de experiencia se notan (acompañados de un incremento de ventas, por supuesto) y sorprendieron con su propia pantalla de lucecitas, que ahora se estila mucho, pero que no esperaba encontrar precisamente en un concierto de metal. Aunque claro, con el pedazo de tour que se han cascado por EEUU digo yo que tampoco van a ir en plan pobre.
El sonido dejó que desear -tal vez fuera sólo en la retaguardia, pero los bajos a veces cubrían por completo harmonías y demás filigranas de guitarra, por lo que algunas canciones sonaban confusas-, y los temas nuevos se oían mejor en general. Pero eso no impidió que por encima de todo destacara la voz de Anders Fridén, que se desgañitó desde los registros más guturales a los melódicos. Se agradece que se arriesgue a tener cáncer de laringe por amor al arte.
El concierto duró prácticamente hora y tres cuartos, y aunque se dejaron un par o tres de temas básicos, la selección en conjunto fue acertada. La gente estuvo muy entregada, y cantaba y aplaudía generosamente. Así pues, salimos de allí más de 4 horas después de haber entrado, con los tímpanos al límite de sus fuerzas y la satisfacción del dinero bien gastado.

Otra cosa que me llamó la atención fue que no hubo bises. La verdad es que hace bastante tiempo que me planteo la estupidez de esa tradición, mirándolo en frío, así que no me parece mal que no los hubiera. Pero acostumbrado a las forzadas vueltas al escenario, ver que la gente se va rápidamente (deben estar más enterados que yo) te hace quedarte un poco con el regomello sobre si no salen porque no les hemos dado tiempo (aunque pude ver de refilón la hoja del repertorio, y no había apuntado nada después de la última que tocaron)...
En fin:

sábado, 11 de octubre de 2008

Lecciones para la vida

Mamá trabajaba esa tarde, y Papá había tenido que ir al colegio a recoger a Pablo.
Cuando el niño salió por la puerta, lo saludó con un beso y le dio su merienda. Empezaron la marcha en silencio, y al cabo de un poco de caminar, una vez acabado su batido de chocolate, Pablo habló:
- Papá, hoy Juan ha venido y me ha pegado porque no le daba mi bocadillo.
- ¡Será posible! ¿Y tú que has hecho? - preguntó Papá, mitad sorprendido mitad preocupado.
El niño respondió, mientras comía sus galletas:
- Le he preguntado que por qué me había pegado, y me ha dicho que porque soy tonto. Entontes he ido yo y le he pegado más fuerte, y se ha marchado.
Papá abrió mucho los ojos:
- ¡Oh! ¿Y se puede saber dónde has aprendido eso?
- En las pelis. - contestó Pablo despreocupadamente.
- ¿Y a tí te parece bien actuar así?
- Sí, porque es la única manera de hacerme respetar.
Después de unas décimas de segundo, papá reaccionó. Sus facciones se relajaron, y una expresión de satisfacción invadió su cara, mientras empezaba a hablar con emoción:
- ¡Muy bien, hijo! ¡Así me gusta, que si haces una cosa, la hagas convencido! Estoy orgulloso de tí. ¡La próxima vez, ni siquiera preguntes, zúrrale más fuerte, que aprenda!
Padre e hijo sonrieron satisfechos y siguieron su camino a casa.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Make a mime artist happy

I used to work as a mime artist when I was young. I had recently come from Australia and I was not able to communicate properly yet, so that option seemed quite appropriate for me, taking into account that I had studied for that. Well, in fact I only went to theatre classes for a couple of years, while failing in my secondary studies. But as a way of introducing me in the atmosphere of my new country, it felt good.

It is not always easy to be a mime artist. It is quite a hard and an exhausting job, and you do not make a great profit from it. Most people do not even look at you, or they ignore what you are doing. Even if you are capable of gathering a little group of people, they will not stare at you for a long time when they see you are definitely not going to say anything in a couple of minutes. Other times, some people will pay attention to you, but only to laugh not with, but at you. And the worst part is that you cannot say anything to that people, because you are supposed to be a mime artist!

So I was doing my job on one particularly cold October morning. It basically consisted of waiting until the traffic lights went red, and then passing through the cars making some funny expressions, trying to draw out a smile on some of those bored, tired and indifferent going-to-work faces, waving to people who were waiting or walking by, and getting some scarce benefits from their kindness.

But that day was passing by with little satisfactions. Nobody seemed to be prepared for a happy encounter with a semaphore mime artist, and even less to pay money for that. People in their vehicles would not move a muscle on their faces, and those ones on the sidewalks would not look at anything but the change of light they were waiting for to get away from me.

Then, while I was finishing one of my turns, saying ‘hello’ to all the people who crossed the street with no results and finally making a not fake but real sad face, a shiny beautiful-looking girl driving an old purple bike, came up with a fantastic open smile on her face. I also smiled at her and we greeted with the hands. Then she disappeared round the next corner.

That lovely girl made me feel better that day, and encouraged me to continue my work during for some weeks. I finally got a better paid job and changed my way of life a bit, but I still like doing mime and, from time to time, I go to that street dressed up like in those days to see if she is waiting with her bike for a green light.