...a las marujas que pueblan los autobuses. Una manada de mujeres en los alrededores de la jubilación, gritonas a más no poder, con voz de grajo, que parecen disfrutar con el hecho de que les oigan hasta en el carril de al lado de la autopista. Las tenemos en dos modalidades, basta alegre y cotilla repelente. Igualmente vulgares.
Ojalá el primer achaque que tengan sea el de quedarse afónicas, el mundo se lo agradecerá.
Ojalá el primer achaque que tengan sea el de quedarse afónicas, el mundo se lo agradecerá.