martes, 12 de agosto de 2008

Vacaciones en el mar

Acababa de salir de una relación sentimental tormentosa que le había roto el corazón, y se recuperaba de ella en el jacuzzi de un crucero de media clase.
Llevaba un rato entre burbujas, y empezaba a adormilarse cuando pasó ante él una hermosa joven morena en bikini, acabada de salir de la bañera de enfrente, con el pelo ondulado y las suaves formas remarcadas por la insinuante humedad del cuerpo. Después de dirigirle una mirada, la joven se recostó en una tumbona de cubierta para tomar el sol. Atónito ante la imagen, le empezó a latir deprisa el corazón. Esos ojos juguetones le habían insinuado algo, no podía ignorarlo, y la chica era tan bonita, que se ablandó como mantequilla y sintió que se había enamorado a primera vista.
Estuvo atento a ella durante un buen rato, y cuando se levantó para ir a cambiarse, él la imito con rapidez, esperando a la salida del vestuario. Cuando salió, se dispuso a seguirla. Al cabo de un poco, ella miró hacia atrás, para continuar caminando con tranquilidad. Él comenzó a emocionarse sobremanera, ¡lo había invitado a acompañarla! Aceleró algo el paso sin apenas darse cuenta, hasta que se percató de ello y frenó algo la marcha para no parecer descortés. Se acercaban a la sala de descanso. Ahora ella se sentaría en uno de los sofás, y con una mirada expectante lo invitaría a acomodarse a su lado, ¡sin duda! Pero algo se interpuso en la escena. Justo antes de sentarse, otro joven apareció como de la nada y abrazó a la chica con decisión, mientras se daban un beso apasionado. Era una escena casi irreal.
En aquel momento, el corazón se le hizo añicos. Se sintió desolado ante los momentos futuros que acababa de perder y creyó que no se recuperaría nunca. Se fue a su camarote y se quedó allí dentro, sin salir siquiera para la cena. Avanzada ya la noche, decidió ir al bar para ahogar sus penas en alcohol. La estancia rebosaba actividad, pero él se dirigió taciturno hasta la barra y pidió un gintonic. Entonces, reparó en la camarera que lo había atendido, una maravillosa mujer de mediana edad, ojos vivaces y movimientos espectaculares. Al servirle la bebida, le dedicó una breve mirada acompañada de una sonrisa que lo dejó pasmado. Sin duda, aquella sílfide había reparado en él, y sus ojos juguetones le invitarían a seguirla una vez terminado su turno.
Tal y como estaba, acabado de salir de una relación sentimental tormentosa, el gesto de la camarera le hizo descubrir el amor que creyó que nunca más iba a experimentar, y se preparó para lo que sería sin duda una noche memorable.

3 comentarios:

Disjunto dijo...

El hombre acabó deseando a toda mujer que le dedicaba una mirada. Ay el amor, que cruel es a veces.

강아도 dijo...

Qué bonito es ilusionarse asín verdad? :D
Fantàstic el blog! Però escolta, tot això no està escrit en horari laboral? ;)

Tharkun dijo...

Merci :) quina il·lusió que hagis arribat fins aquí! :D
Sí, com ja apunto a la primera entrada, la majoria està feta en horari laboral... pel moment.